¿Qué?
¿Y ahora qué?
¿Y ahora qué hacemos con los elefantes de la pared?
Dime, qué hacemos. Son demasiado grandes, son mil veces más grandes que un elefante normal.
¿Y qué hacemos con el pato aviador? Está dando constantes vueltas alrededor de mi cabeza. Haz que pare, por favor.
¿Y esos calcetines? Son dos millones de pares, no hay sitio en esta casa para tantos calcetines.
¿Y ahora qué hacemos? ¿Qué hacemos con eso? Ni sé lo que es, pero quítalo de mi vista.
¡Quítalo!
Ya no podemos ver películas, ni series. Están en todas partes, en la calle los hay a cientos, son miles. Me persiguen.
¿Qué hacemos? Dime, ¿qué vamos a hacer con ellos? No podemos acabar con todos. No podemos salir de casa, no podemos quedarnos ni un solo segundo en ella.
¿Qué hacemos con la bañera? Tenemos que tirarla pero siempre cabe la posibilidad de que la vayamos a necesitar.
¿La vamos a necesitar?
El futuro. No quiero ni verte. Eres él y no paras de recordármelo.
No la vamos a necesitar.
Quémalo todo. Quema esta casa. Haz que esos elefantes se consuman en las llamas.
Da igual. Hay un elefante en este salón del que nadie quiere hablar y no hay chispa que le haga arder. Es ignífugo. Es de un material irrompible. Es el mayor miedo hecho realidad.
¿Y ahora qué hacemos?
¿Y ahora qué?
¿Qué?